martes, 27 de septiembre de 2011

CAPACIDAD DE INTERCAMBIO CATIONICO


Cansancio del suelo
 
  El cansancio del suelo es un problema que existe desde que el hombre empezó a cultivar la tierra, pero hoy en día se ve agravado por el uso de productos de síntesis química para controlar las plagas y enfermedades de los cultivos. El uso excesivo de estos productos, de forma directa o indirecta, también contribuye al deterioro del suelo.

 Causas del cansancio del suelo:
 En el cansancio del suelo confluyen una serie de factores:
 -Nutricionales. Las plantas realizan unas extracciones de minerales que no siempre son restituidos de forma adecuada. El aporte de los nutrientes minerales en un suelo sin capacidad para aceptarlos, solo causa la lixiviación parcial de los mismos y un mayor deterioro de la estructura del suelo.
 -Alteración de las propiedades del suelo. Si el suelo pierde su estructura, por ejemplo debido a la carencia de materia orgánica, todos los procesos que se dan en él se ven afectados. Empezando por la capacidad de circulación de agua y gases, y finalizando por la propia vida microbiana.
 -Salinidad. El riego causa salinidad del terreno, bien en una medida inapreciable y sin importancia, bien de forma evidente, en función de la calidad del agua usada y el drenaje del terreno.
 -Toxicidad. Numerosas plantas son productoras de alelosubstancias. Las alelosubstancias o alelopatinas son moléculas que se sintetizan como medio de relación entre ellas, generalmente de competencia. Suelen ser dirigidas hacia otros vegetales, pero también pueden ser autotóxicas, como en el caso de las producidas por diversos frutales. Por ello tras varios años de cultivo el suelo suele tener grandes cantidades de alelosubstancias. Si la vida microbiana del suelo es correcta, la mayoría de dichas moléculas se degradan con relativa rapidez.
 -Plagas y enfermedades. La presencia de cultivos propicia una acumulación en el suelo de propágulos de hongos, bacterias, etc., patógenos, especialmente si hay una repetición de los mismos cultivos. En referencia a las plagas y enfermedades presentes en el suelo, el tipo de manejo del mismo influye mucho en su incidencia.
 La CiC
 Todas las moléculas, en mayor o menor medida tienen minúsculas cargas eléctricas, positivas o/y negativas. Por ello en el suelo actúan como pequeños imanes, formando entre ellas estructuras. Las estructuras pueden ser muy simples, como la atracción entre una partícula de arcilla cargada negativamente y una partícula de un fertilizante cargada positivamente, o pueden ser muy complejas, como cuando hay la materia orgánica por medio, con infinidad de cargas eléctricas de ambos signos.
La CiC o capacidad de intercambio catiónico es la capacidad del suelo para retener e intercambiar diferentes elementos minerales. Esta capacidad aumenta notablemente con la presencia de materia orgánica, y podría decirse que es la base de lo que llamamos fertilidad del suelo.
 Los plaguicidas y la CiC
 Los productos químicos de síntesis (insecticidas, fungicidas, herbicidas, etc.) y sus productos de degradación, según su estructura química tienen tres tipos de comportamiento cuando están en el suelo: la lixiviación (percolan junto al agua y pasan a los acuíferos), se degradan (bien químicamente, bien bioquímicamente) y no afectan ni al terreno ni al agua, o se adsorben en suelo (atraídos por las cargas eléctricas de las partículas del suelo, temporalmente pasan a formar parte del mismo). En el caso de la adsorción, en función del tipo de molécula del plaguicida, esta puede durar desde unos días a muchos meses, e incluso ser tan fuerte que los microorganismos no puedan acceder a la substancia para degradarla.
 El resultado es doble, por una parte, la presencia de plaguicida en el terreno, que afecta a la microfauna y microflora del mismo, y por otro la disminución de la capacidad de intercambio catiónico debido a estar los plaguicidas ocupando el lugar que ocuparían las partículas minerales.
 Ecología del suelo
 La fauna y flora del suelo son mucho más importantes de lo que puede suponerse. En un suelo ecológicamente equilibrado, aquellos permiten que los ciclos de nutrientes se efectúen adecuadamente, y la incidencia de enfermedades es menor que en un suelo empobrecido de vida.
 Los elementos extraídos del suelo vuelven al mismo en forma de materia orgánica, que se descompone, y tras sucesivos ciclos de degradación pasa a formar parte el humus o se mineraliza, momento en que vuelve a ser aprovechable para los vegetales. Especialmente la zona de la rizosfera (zona del suelo inmediata a las raíces) es muy rica en microorganismos, los cuales almacenan nutrientes en sus tejidos, y con frecuencia son capaces de aprovechar mejor que las plantas algunos recursos. Los microorganismos que participan en la degradación de las substancias orgánicas son también muy beneficiosos gracias a su acción detoxificadora, tanto de alelosubstancias como de plaguicidas u otros tóxicos.
 No debe menospreciarse la fijación tanto simbiótica como asinbiótica de nitrógeno atmosférico que realizan diversas bacterias. Dicho nitrógeno pasa a formar parte de los tejidos de dichos los microorganismos y finalmente se incorpora al suelo.
 Por otra parte, existen con muchísima frecuencia relaciones de simbiosis entre plantas y hongos, que permite a las primeras un mejor acceso a los nutrientes del suelo. En la micorrización, al contrario de lo que ocurre con los hongos patógenos, no se ataca al vegetal, sino que se crea una relación beneficiosa. Las micorrizas o raíces fúngicas establecen contacto con las raíces de la planta, tal que entre ambos organismos se desarrolla un intercambio de substancias, además de aumentar mucho la superficie de absorción. El incremento de producción de los vegetales micorrizados es variable pero diversos estudios incidan que con frecuencia supera el 100% respecto una planta no micorrizada.
 En la micorrización, también es muy importante la protección que el hongo simbiótico ofrece a la planta frente a patógenos del suelo.
 Los tipos de abonado y las aplicaciones plaguicidas influyen mucho en las clases y abundancia de los microorganismos del suelo. Tanto los abonados solamente químicos como los plaguicidas disminuyen la actividad de los mismos al disminuir su número y alterar notablemente sus proporciones relativas.
 Plantas transgénicas
  La mayoría de las plantas transgénicas se han manipulado para conseguir una mayor resistencia a plaguicidas (generalmente herbicidas) de forma que se puedan aumentar las dosis aplicadas. Aparte del negocio de las empresas que las comercializan (puesto que se vende la combinación semilla-plaguicida específico), el aumento de las dosis de plaguicidas difiere de la tendencia actual de reducción de aplicaciones, y es contrario a un buen uso de mantenimiento del suelo. 
 Superación del cansancio del suelo
 Lo primero que se debe hacer es conseguir que el suelo tenga una estructura correcta y una riqueza adecuada de materia orgánica. En caso de existir salinización, se hace necesario el lavado del suelo, con o sin la ayuda de los productos que se venden para tal fin. Respecto a un posible déficit de nutrientes, tras un análisis, y suponiendo que el suelo está en condiciones de conservar los minerales aportados, se realizará el abonado químico adecuado, preferiblemente repartido en varias dosis, de forma que los microorganismos del suelo no se vean afectados.
 El problema más difícil es la superación de problemas de plagas y enfermedades, puesto que hongos, bacterias y nematodos han dejado sus propágulos en el suelo enfermo. La medida más drástica es la fumigación del suelo, acabando con toda la vida en él. También existe la solarización, más suave y al alcance de cualquier agricultor. Finalmente, también se puede realizar un descanso prolongado del terreno, permitiendo a los microorganismos del suelo restablecer equilibrios de poblaciones, degradar tóxicos, etc., o en otras palabras un barbecho. Es adecuado indicar que el aporte de materia orgánica tiene una notable acción estimulante de los microorganismos beneficiosos, con detrimento de las poblaciones de microorganismos dañinos para las plantas.
 Decisiones
 La combinación de un suelo cansado con la necesidad de seguir produciendo, ha dado con frecuencia el resultado de los cultivos en substratos artificiales. El suelo natural ofrece unas ventajas que los substratos artificiales no pueden, pero la desventaja de que no se puede "usar y tirar" como aquellos. El suelo natural precisa un trabajo de mantenimiento, pero a cambio es para toda la vida (siempre y cuando no le pongan una urbanización encima).
Se puede decir que, quizás precisamente debido a la aparición de las plantas transgénicas, respecto al manejo del suelo estamos ante un cruce de caminos más importante de lo que puede parecer, donde se debe escoger el tipo de desarrollo agrícola que determinará el futuro.
.
1- Un desarrollo sostenible, donde con un adecuado mantenimiento, el terreno ofrece cosechas de forma económica, aunque no necesariamente cosechas récord. Comporta un conocimiento del suelo y los procesos que en él se desarrollan.
2- Un desarrollo que prime una gran producción de vegetales de aspecto inmaculado, gracias a constantes aportes de fertilizantes y plaguicidas.
.
 Mantener algo en desequilibrio cuesta bastante más que si está en equilibrio. En los paises desarrollados la capacidad productiva es suficiente para abastecer la población e incluso exportar, y quizás sea hora de primar la calidad. De la misma forma que la leche de vaca alimentada con una dieta rica en Onobrychis viciaefolia  (trapadella, en catalán, y pipirigallo, en castellano) tiene un sabor ligeramente diferente que alimentada con otras pratenses, es más que probable que los vegetales adquieran una calidad diferente en función del terreno o substrato en el que han habitado.
 
 
Manejo del suelo
 
  Generalmente se contempla el manejo del suelo como la mera eliminación de malas hierbas, pero es más importante de lo que puede parecer a primera vista. Siendo el terreno soporte, fuente de alimento y agua de las plantas, así como refugio de algunas plagas y sus predadores, debe intentarse una optimización de todos estos factores..
 La eliminación de las malas hierbas es lógica buscando eliminar la competencia causada por agua y alimentos. Si en algunos casos la competencia por agua y nutrientes tiene poca incidencia, la mayoría de las veces causa una merma apreciable en el rendimiento de los frutales. Sin embargo una cubierta vegetal permite al suelo conservar características beneficiosas de cara por ejemplo al movimiento del agua en el suelo..
 En la elección del control del suelo se deben considerar aspectos como son la climatología local, el tipo de riego, el frutal, y finalmente, tras varios años con el tipo de fertilización prevista, la previsible evolución del terreno. Generalmente no se contemplan los efectos a largo plazo. Por ello, con un manejo poco adecuado, tras el paso del tiempo muchos suelos tienen problemas de pérdida de fertilidad, desestructuración, erosión, etc., problemas que conllevan un descenso de producción y un gasto para su enmienda..
 Considerando un abonado basado en NPK de síntesis, los sistemas con suelo desnudo se demuestran los más eficaces a corto plazo, promoviendo un aumento notable de la producción respecto los enherbados. Sin embargo, con el paso de los años, la producción de los sistemas con suelo desnudo se estabiliza a un nivel algo inferior a la de los sistemas con cubierta herbácea.
 
 Laboreo
 En los sistemas con suelo desnudo desaparece el pequeño ecosistema superficial, y con este, la mayoría de organismos detritívoros, muy importantes para la incorporación de materia orgánica al suelo.
 De forma tradicional se ha hecho un cultivo con laboreo del suelo. Este es una labor superficial que elimina las malas hierbas y remueve la capa superior del perfil del terreno. La aireación originada causa una intensa actividad microbiana. Generalmente las malas hierbas quedan incorporadas a la capa superficial, proporcionando un pequeño aporte de materia orgánica. Al substituir el aporte de estiércol por abonos químicos, el manejo conlleva una progresiva desestructuración y la disminución de la fertilidad, debido a la falta de materia orgánica.
 Por lo que respecta al árbol, el laboreo conlleva una rotura de raíces superficiales, que como se dijo constituyen una parte muy importante del total de raíces.
 
 No laboreo
 El no laboreo se basa en la aplicación de herbicidas sobre el terreno. Las malas hierbas son fácilmente eliminadas (hasta que aparecen resistencias o hay un cambio de la flora hacia especies resistentes). Debido a la facilidad de aplicación y a la eliminación de las hierbas sin afectar a los árboles (suponiendo una correcta aplicación), es un método generalizado hoy en día.
 Como ocurre con el laboreo, mantener el suelo desnudo causa inconvenientes como son la erosión y el empobrecimiento del suelo en materia orgánica. A su vez, se añaden los problemas de desestructuración y pérdida de fertilidad. También, el suelo desnudo favorece el salpicado de gotas de lluvia hacia las hojas y frutos, pudiendo ser vehículo de transmisión de esporas fúngicas. Por otra parte a pesar de su generalmente rápida degradación, se puede observar una acumulación de productos agroquímicos o sus derivados en las arcillas, derivandose problemas como el ocupar lugares de intercambio catiónico y por ello afectar a la fertilidad del suelo. También se constata la presencia de herbicidas en el agua subterránea..
 Por otra parte, mucho más importante de lo que puede suponerse, los herbicidas actúan sobre la fauna y flora del suelo, modificando la riqueza y composición. También se constata un descenso drástico de la población de lombrices,  por el deterioro de su hábitat y por intoxicación.
 
 Mulching
 El mulching se utiliza para evitar la aparición de malas hierbas cubriendo total o parcialmente el suelo. Si es orgánico, además actúa como mejorante.
 En zonas secas, un mulching orgánico es poco útil en su misión de retención de agua, y puede llegar a ser incluso peligroso delante del riesgo de fuego. Otra opción es aplicar una cubierta orgánica de poco espesor, de forma que se degrade en su totalidad durante el ciclo vegetativo. Aplicado en otoño, su degradación coincide con la llegada del verano, momento a partir del cual se puede pasar a usar herbicidas.
 
 Sistema de césped muerto
 El sistema de césped muerto es interesante ya que aporta las ventajas de una cubierta herbácea, pero sin competencia para el frutal. Su problema es la temporalidad.
.
 El sistema de césped muerto consiste en la implantación de una cubierta herbácea en el terreno sobre el que se desarrollarán los frutales. Esta cubierta herbácea se elimina con herbicidas tras la plantación de los árboles. Durante varios años el suelo se ve beneficiado por el mantenimiento de una buena estructura gracias a los restos de las raíces herbáceas. A su vez, estas aportan materia orgánica conforme se degradan, y durante el primer año, la parte aérea actúa como mulching. Por todo ello la capacidad de infiltración y almacenamiento de agua es alta, y la fertilidad se mantiene.
 
 Cubierta herbácea
 Otro tipo de manejo del suelo es la implantación de cubierta herbácea parcial o total, la cual permite una competencia, aunque controlada, entre pratenses y frutales. La forma usual es la implantación entre líneas, mientras que estas quedan limpias y suelen colocarse los goteros.
Son ventajas de una cubierta herbácea permanente: conserva la estructura del suelo y mejora la infiltración de la lluvia, protege de la erosión, aporta materia orgánica, es un hábitat adecuado para lombrices, mantiene en forma de materia orgánica un depósito de substancias alimenticias en las capas superficiales del suelo, donde están la mayoría de las raicillas del cultivo, aumenta el fósforo disponible gracias a la acción solubilizadora de sus raíces, reduce el salpiqueo de agua a las partes bajas del frutal, que disemina partículas fúngicas o bacterias (por ejemplo del género Xantomonas) procedentes del suelo o el propio árbol, y finalmente una cubierta establecida dificulta la aparición de malas hierbas..
 Sin embargo, la mayor parte de estas son acciones a largo plazo, frente a la inmediatez con que se detecta la competencia por agua y nutrientes..
La posibilidad de enherbado depende bastante de la climatología, pero no totalmente, ya que es un error pensar en el enherbado como césped. No necesariamente el cultivo debe estar en una zona con suficientes lluvias para mantenerlo, ya que la finalidad del enherbado no es hacer bonito sino el manejo del suelo. Por esta razón también se puede implantar un enherbado en zonas poco lluviosas. 
 
 Cubierta herbácea y competencia
 En numerosos estudios se ha observado como la hierba causa una competencia que determina menores cosechas. La forma del espacio desherbado no incide en el grado de competencia, sino que es el tamaño del desherbado el que influye. Diferentes trabajos indican que a menor zona desherbada en torno al árbol menor es su producción y crecimiento. Sin embargo a largo plazo, en un sistema desherbado la producción tiende a estabilizarse a un nivel algo menor que en enherbado.
.
 Algunos investigadores describen un manejo consistente en una cubierta herbácea que anualmente se implanta y posteriormente se elimina, actuando como mulch. Con ello se consiguen las ventajas de un enherbado (desde el final de la fructificación hasta el inicio de la siguiente, en primavera), que se mantienen sin causar casi competencia al cultivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario